13 jun 2007

Auténticamente nacional

El caballo criollo nace desde las exigencias climáticas hasta la tarea que el propio hombre le ejerce.

El caballo español llega al continente americano aproximadamente en el 1500. Es un caballo con una gran influencia de una raza del norte de África, el Berberisco.
Esta raza es de una gran importancia para España que la utilizaba para sus tropas, es el caballo más resistente a condiciones climáticas extremas, como las que posee África.
La llegada al continente americano es masiva y también en el caso particular de Argentina. Este noble e importante protagonista de varios hechos históricos, ingresa por diferentes vías que eran corrientes colonizadoras, Pedro de Mendoza, Cabrera, Juan de Garay, Diego de Rojas etcétera, todas ellas de a pie y con un gran numero de caballos. “Juan de Garay llega desde Asunción hasta Buenos Aires con 1500 caballos logrando una epopeya, aunque en el camino pierde alrededor de 500. Algunos murieron y otros huyeron, porque encontraron un medio muy propicio como la pradera pampeana”, comenta Carlos Dowdall presidente de la Asociación Criadores de Caballos Criollos.
A medida que Argentina crecía, desde el indio hasta el paisano toman al caballo como propio y como una herramienta mas en su vida cotidiana, “si se piensa en el indio que se apropia del caballo, le ejerce una selección natural porque lo expone a tareas exigentes que el necesitaba, y se queda con el caballo resistente y útil, el resto es aprovechado como alimento” agrega Dowdall.
Pero hubo muchos condimentos que favorecieron a formar lo que seria años mas tarde el biotipo nacional, y que hoy se conoce como el caballo criollo, el caballo de trabajo. Las luchas internas contra el indio, y luego los caudillos eran casi en su totalidad de a caballo, recorrían el país de lado a lado, “cuando se libera la Batalla de Caseros, el ejercito mayor liderado por Urquiza, cruza el Paraná a nado desde Entre Ríos hasta el norte de Buenos Aires con 5000 caballos, los correntinos lo hacían colgados de la cerda de la cola de los animales” afirma Carlos que todas estas vivencias constan en los escritos de Domingo F. Sarmiento que cumplía tareas de cronista en esta Batalla.
De estas y muchas experiencias es que el animal ejerce una adaptación propia del clima, la alimentación y los ambientes propios de la Argentina, “ósea que el criollo nace de la perfecta adaptación climática y genética de ese animal que los españoles exportan y por ultimo de la utilización que el hombre realiza” se comienza así de a poco a crear un biotipo morfológico (NdR: estético) y una información genética, necesaria para las nuevas exigencias a los que este animal debe someterse.
A partir de 1918 se logra y nace el Criollo como raza nacional, estableciendo como parámetro el primer registro genealógico que se funda a través de una rigurosa e ininterrumpida selección genética y morfológica.
Con el paso de los años las manadas de caballos fueron evolucionando de manera que la naturaleza fue formando un caballo acorde a las condiciones puras de nuestro país, resistente, rústico y dócil. Las exigencias que el hombre busco para poder utilizar al animal como herramienta de trabajo fueron de índole de perfeccionar su mansedumbre. Con el paso del tiempo se formo el biotipo formado propiamente por la naturaleza y el hombre.
A partir de 1920 un grupo de personas que hoy son considerados los pioneros de la raza inician la selección morfológica, funcional y genética, que se denominan los caracteres productivos sobre un modelo nacional, que plasman en un único registro genealógico que llevó adelante la Sociedad Rural Argentina.
El caballo criollo se utiliza como animal de trabajo y, es considerado el caballo de los argentinos, de buena docilidad, rusticidad y alto rendimiento.
El 16 de junio de 1923, se funda la Asociación Criadores de Caballos Criollos, que sigue adelante con el registro genealógico, que congrega hoy en día a mas de 700 socios y celebra anualmente mas de 30 exposiciones que recorren el país, de norte a sur y de este a oeste Mostrando las virtudes de, nobleza, obediencia y el progreso que esta raza viene logrando día a día.
Una vez iniciada la asociación se comienza de a poco a trabajar en darle a la raza la dirección que hoy se puede ver, es una de las razas considerada de nivel masivo, ya que no posee un costo elevado de mantenimiento ni es de difícil acceso. Su condición de rusticidad ha logrado que su crianza sea a campo abierto y no se dependa de un veterinario constante evitando así incrementar sus gastos. Su mansedumbre hace que sea un animal al que muchas personas optan como alternativa para pasear, disfrutar un momento agradable, y para iniciarse en la grata tarea del contacto con un ser que puede brindar mucho mas que un paseo, una amistad única y para siempre.
“Con orgullo se ve la unión de muchas familias unidas con el fin de disfrutar al criollo como un compañero entrañable” recalca con orgullo Carlos.

Madre Penchu Carolina e, hija Penchu Princesa. Pertenecientes a la manada de cabaña Val-Car de Valeria y Carolina Pérez Roccatagliata. Lobería - Buenos Aires.

Rodolfo Pérez alimenta a una de sus yeguas perteneciente a la manada de cabaña Doña Nené de Alicia Roccatagliata. Lobería – Buenos Aires (foto en sepia)

Puri Manijero. Gran Campeón Macho. Exposición Nuestros Caballos 2006.
Cabaña: La Media Moneda de Alejandro Puricelli. Cañuelas – Buenos Aires

Yaguata Huerfano. Padre de manada de la Cabaña La Manea de Rodolfo Pérez.
Lobería – Buenos Aires.


C.P.R

No hay comentarios.: